lunes, 24 de agosto de 2020

No somos personas, sino consumidoras/es

Muchos son los debates actuales en torno a la situación del COVID-19, desde la cuestión sanitaria a la económica, y en las últimas semanas y las que vienen … todo lo que afecta al ámbito escolar. Con muchos otros elementos que de manera transversal también se relacionan con estos, o colaterales de ellos mismos.

Desde que el 14 de marzo se decretara el estado de alarma y con ello la imposibilidad de salir del domicilio salvo para cuestiones esenciales, también se ha hablado mucho de lo que debiera significar la “nueva normalidad”, de que esta pandemia debiera servir para realizar modificaciones en muchos aspectos de nuestro día a día, en la importancia que debemos de dar a nuestra vida, que es lo realmente importante y que es simplemente superfluo, y muchas más. Esta claro que la situación actual es como aquella posibilidad que tenemos de parar, de pararnos, donde revisemos que hacemos y como lo hacemos, para volver a conectar, pero esta vez de manera diferente.

Creo que el Trabajo Social como disciplina y como profesión, debe jugar un papel como motor para el diálogo y el debate, donde se puedan generar reflexiones en aras de ese nuevo arrancar si así me lo permiten. Porque de lo contrario me temo que al igual que pasó con la crisis anterior, si aquella donde el presidente francés llegó a decir que el capitalismo había muerto y hacía falta un nuevo sistema, todo volverá a seguir como estaba.

Y ¿porqué es necesario un cambio?, es obvio que aunque existe un latiguillo muy utilizado desde hace años donde se dice que hay que poner a las personas en el centro de toda acción, el día a día y lo que llevamos vivido desde hace unos meses no ha hecho sino que constatar que no es real, y que para muchas y muchos aunque no lo digan (no es políticamente correcto), no se nos trata como personas sino como simples consumidoras/es, energía necesaria para que el sistema siga fluyendo, donde la economía es realmente el centro de la acción.

Como decía, este momento, aún con las dificultades que se viven y posiblemente las que quedan por llegar, es crucial para ese cambio necesario si realmente se quiere acometer, porque igual no volveremos a tener una nueva oportunidad. El actual modelo, y habría que decir único modelo, puede sobrevivir sólo a costa del incremento de la desigualdad.

Fuente: Elaboración propia a partir del INE (2020)

Sólo algunos datos centrados en España, donde el índice GINI (que mide la desigualdad) en los últimos diez años no ha bajado del 30%, un 33% en el año 2019. Con un 33,4% de hogares que no pueden permitirse ir de vacaciones, más de 15 millones de personas. A veces pienso como se pueden sentir cuando tanto y tanto se nos bombardea, sobre todo en estas fechas, con las tan “necesarias y merecidas” vacaciones. O con casi tres millones y medio de personas que forman parte de los 1,3 millones de hogares que tienen mucha dificultad para llegar a fin de mes. Estos son sólo unos mínimos datos cuantitativos de nuestra realidad más cercana, sin olvidar que formamos parte de ese grupo de países “ricos”, muy poquitos, con la gran mayoría del resto del mundo donde también los aspectos de desigualdad con ellos cada vez se acentúan más.

Es claro que hace falta un “pacto mundial por la humanidad”, para que dejemos de ser tratados como consumidoras/es y se nos trate como personas. Un pacto que debiera encabezar instituciones como la ONU, porque no estamos ante un problema de falta de recursos, sino de como los actuales son puestos a disposición de las personas, de todas las personas. Si estamos ante un problema mundial, habrá que tratarlo con medidas mundiales, que no sólo busque abordar el problema sino mejorar las cotas de bienestar.

(Puedes escucharlo también en formato podcast a través del siguiente enlace https://www.ivoox.com/no-somos-personas-sino-consumidoras-es-audios-mp3_rf_59239497_1.html)

martes, 18 de agosto de 2020

El Trabajo Social comunitario, ¿aburguesado?

En los tiempos tecnológicos que corren he recurrido al Diccionario Enciclopédico Larousse que algunas/os aún mantenemos en casa, para localizar la definición de "aburguesarse", que recoge como: "Volverse burgués", consultando esta dice: "Relativo a la burguesía; miembro de dicha clase social", así que me voy a burguesía que la define como: 

Fuente: https://concepto.de/burguesia/
"Categoría social que comprende a las personas relativamente acomodadas que no ejercen un oficio de tipo manual // En términos marxistas, clase social dominante en el régimen capitalista, propietaria de los medios de producción y de cambio"

No es mi intención afirmar que el Trabajo Social, y de manera específica el denominado comunitario, se haya aburguesado. Pero si que este es un término que se suele utilizar para definir que alguien se ha relajado, se ha acomodado respecto a los objetivos y funciones que debiera desarrollar. Circunstancia esta que puede tener diversos orígenes, bien por cansancio, por dejadez, por desilusión, por desinterés, por complicidad, ...

La propia definición de Trabajo Social viene a plantear que no sólo somos una profesión sino también una disciplina académica "... que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la liberación de las personas" (FITS, 2014). Siempre he considerado el ámbito comunitario desde donde mejor se pueden, y se debieran, desarrollar estos objetivos, desde promover el cambio a liberar a las personas (entiéndase en su sentido más amplio), sin obviar que en otros ámbitos también se han de desarrollar.

Hay coincidencia en los análisis que desde hace algunos años se viene haciendo sobre el modelo de intervención que se está desarrollando, donde el Trabajo Social se ha ubicado (nos ubican) como una profesión para la gestión de recursos, para la dispensación de prestaciones, para el "control" de la población.  Sin que se desarrolle una intervención directa sobre las causas que generan la gran mayoría de las situaciones que se encuentran en el porqué de muchas de las situaciones a las que se tienen que enfrentar los miles y miles de personas que año tras años son atendidas por las y los trabajadores sociales, desde lo público a lo privado, pasando por el tercer sector.

Un Trabajo Social transformador y que promueve el cambio, debiera ser un Trabajo Social que no se limita a facilitar información o tramitar expedientes, sino que acompaña y se hace presente en el día a día de las personas que son objeto de su intervención. En sus espacios de encuentro y de vida, que obviamente supera las cuatro paredes de un despacho, la exactitud de un horario de entrada y salida, la rigurosidad de una norma que no pone a la persona en el centro ..., y aunque estoy convencido que hay cientos, miles de compañeras y compañeros que así actúan en el día a día, si que percibo esa relajación y acomodo que define el concepto de burguesía. 

Como se diría en Twitter, abro hilo...

(Puedes escucharlo también en formato podcast a través del siguiente enlace https://www.ivoox.com/trabajo-social-comunitario-aburguesado-audios-mp3_rf_55339616_1.html)

miércoles, 12 de agosto de 2020

Brecha digital (el dato...)

Hacía tiempo que no realizaba ninguna entrada con la etiqueta del "Dato", que comencé a utilizar hace algún tiempo, así que hoy me he decidido.

En los tiempos que corren, y de donde venimos, el concepto de brecha digital si era poco conocido ha pasado a estar muy presente. Un concepto que debe y puede ser medido considerando diferentes variables, en este caso los datos que facilita el Instituto Nacional de Estadística en lo que respecta a viviendas con algún ordenador y viviendas con acceso a internet en España.

Fuente: Elaboración propia a partir del INE (2020)



Es evidente como estas dos variables se acentúan en aquellos hogares con menores ingresos económicos, con una diferencia de casi cuarenta punto entre las viviendas con algún ordenador en los hogares con menos de 900 euros de ingresos, donde sólo alcanza al 58%, sobre los que tienen más de 2.500 euros que llega al 97,4% de las viviendas. Y de veintiún punto en lo relativo a disponer de acceso a internet. 

Pero si ambas cuestiones se miran a través de valores absolutos, 2,6 millones de viviendas no disponen de ordenador y 1,1 millón no dispone de acceso a internet, una situación que puede estar afectando a más de cinco millones y medio de personas. Una desigualdad que es urgente se intervenga sobre ella, y mucho mejor hoy que mañana.

(Puedes escucharlo también en formato podcast a través del siguiente enlace https://www.ivoox.com/brecha-digital-el-dato-audios-mp3_rf_55339547_1.html)

domingo, 2 de agosto de 2020

Prevención / Prohibición: eterno dilema

Posiblemente como en otras ocasiones con esta entrada me meteré en algún charco y seguiremos siendo políticamente incorrecto, pero bueno nunca me ha preocupado no lo va a ser ahora. Escribo desde lo que creo, siento y pienso que es lo correcto y justo, no es mi intención contentar a nadie, en definitiva escribo en libertad.

Hace unas semanas saltó el debate del ocio nocturno: cerrarlo, prohibirlo... todo a raíz de los incrementos en el número de personas que se han ido infectando por el COVID-19, obviamente se está ante una pandemia no sólo nueva en cuanto al virus, sino también en cuanto a las implicaciones a todos los niveles que requiere de la máxima intervención, compromiso y responsabilidad, siendo para ello las administraciones públicas las primeras en dar ejemplo. Cuando saltó la epidemia todas y todos miramos al estado, miramos a lo público, hasta los más neoliberales, han pedido y piden reacción y acciones desde lo público, da igual que durante años y años y en su ADN lo que esté es eliminarlo, para que otra/os "hagan negocio".

Está claro que si los datos y desde la información que se dispone viene a indicar que en el ocio nocturno, y entre la gente joven, es donde más riesgo de contagio se está produciendo hay que intervenir sin esperar un minuto. Pero si que me viene alguna pregunta a la mente:

- No se pensó antes de la llamada desescalada, cuáles pudieran ser los escenarios y los sectores de población con mayor riesgo de cara a una segunda oleada o un incremento en el número de contagio¿?, esto hubiera sido PREVENCIÓN.

Personalmente pude intervenir en la comisión constituida en el Ayuntamiento de Málaga para la denominada reconstrucción, en la Mesa de cohesión social, en representación del sector de adicciones, transcribo literalmente lo que se aportó desde el sector como propuesta referente a la juventud: 

"En los momentos actuales de desescalada y en los que pueda venir, es muy probable que se incrementen las situaciones de riesgo en el consumo de sustancias a la hora de compartir, en esta población, ya que esta situación pudiera convertirse en un factor de contagio, de ahí que campañas y medidas en este sentido tanto a comercios como a los jóvenes de manera directa y con carácter presencial, para un consumo responsable se consideran esenciales" (5 de junio 2020), esto es cien por cien PREVENCIÓN.

Fuente: Intervención de la Asociación Cívica para la Prevención y titular de El Pais
https://elpais.com/sociedad/2020-07-23/espana-pone-coto-al-ocio-nocturno-para-contener-el-coronavirus.html


Hoy dos meses después los datos en las últimas semanas en cuanto a personas con el virus no hacen sino que incrementarse, lo que nos pone ante escenarios futuros que muchos pensamos que están más cerca que lejos, aunque ni quisiéramos mencionarlos. El ejemplo aquí puesto de la ciudad de Málaga estoy convencido que vale para el conjunto del país, no es una cuestión de color político, sino posiblemente del título que da pie a esta entrada: ¿prevenimos o prohibimos?. Por mi parte lo tengo más que claro y en ello llevo toda mi trayectoria profesional como Trabajador Social, PREVENCIÓN.

¿Alguien cree que es posible modificar de la noche a la mañana un modelo de ocio que por otra parte ha sido alimentado por las propias administraciones donde se ha primado más los intereses económicos, que los propios de la salud.? Sólo hace falta recordar y visualizar los modelos de fiestas que se viven en las localidades del norte, del sur, del este y del oeste de nuestro país (cada una con sus características), pero hay dos de ellas que son transversales a todas: el consumo de alcohol y la llamada "bulla" aquí en el sur. Eso ha significado más visitantes, más consumo, obviamente desarrollo económico, lo que no sabría decir es si para toda la ciudadanía por igual, lo que si me hago es otra pregunta ¿a costa de que?. Para nada quisiera que se entendiera esta entrada como prohibicionista: ni de sustancias, ni de fiestas, pero si que igual ha llegado el momento de replantearnos y reconsiderar de manera sincera y coherente lo que decimos y lo que hacemos.

(Puedes escucharlo también en formato podcast a través del siguiente enlace

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