domingo, 30 de septiembre de 2018

EL DATO: Los jóvenes con discapacidad, un 17% menos de salario que en 2010


Esta semana se publicaba por parte del INE la encuesta sobre el Salario de las Personas con Discapacidad (SPD), definiendo a estas como: “las personas con un grado de discapacidad superior o igual al 33% y asimilados (según el RD Legislativo 1/2013)”. Noticia que salvo error u omisión no he escuchado ni leído en ningún medio de comunicación, aunque como bien diría un gallego “haberlos haylos”, o sea que seguro si que se ha publicado y el error es mío.

Los datos que analiza nos retrotraen desde el año 2010 al 2016, me pregunto que para cuando unas encuestas más cercanas en el tiempo, y me respondo, habrá que pensar que será cuestión de tiempo. Más allá del juego de palabras la encuesta puede ser abordada desde diferentes aspectos, aunque hay uno que es transversal en toda ella: la diferencia entre la ganancia por trabajador y año que sigue cada vez más acentuándose entre las personas con discapacidad y las que no lo son, siendo peor para los primeros que para los segundos.

En este caso las personas con discapacidad han obtenido unas ganancias en 2016 que son en un 17,08% inferiores a las personas sin discapacidad, cuando en el año 2010 la diferencia era del 10%. Pero además estas ganancias del año 2010 al año 2016 mientras que en las personas sin discapacidad se han visto incrementadas en un 1,89%, las personas con discapacidad la han visto reducida en un 6,11%.


Fuente: Elaboración propia a partir del INE Salario de las Personas con Discapacidad (2018)
Pero si nos centramos en el intervalo de edad que abarca de 16 a 29 años (según se muestra en la gráfica), los datos son más lúgubres y preocupantes, pues sitúan a estos jóvenes en mayores cotas de vulnerabilidad y dificultad. Con una diferencia del año 2010 al 2016 de reducción en cuanto a las ganancias del 16,71%, que en valores absolutos supone una pérdida anual de 2.373,6 euros.

No es mi intención aburrir con datos, si no que estos sirvan para visualizar aún más la situación de precariedad y bajos salarios que tienen las personas jóvenes, y que cuando además tienen algún tipo de discapacidad, su situación no viene sino a empeorar año tras año.


sábado, 8 de septiembre de 2018

Y SUBE, Y SUBE, Y SUBE ...


Como si de una canción se tratara, o de un conocido anuncio de pilas, nuevamente el precio de la vivienda sigue su ascenso según los últimos datos publicados por el INE, y parece que no hay quien los pare o no existe interés para que esto ocurra.

Como ya es conocido mi interés por los gráficos, ya que los considero muy pedagógicos de cara a su función visual desde donde transmitir una realidad. En este que acompaño a esta entrada se puede apreciar como la tendencia de crecimiento se inició en el segundo trimestre del año 2012 y ahí sigue. Con la vivienda nueva como la que generó un incremento mayor que llegó a su cenit en el 2016 con porcentajes de ascenso parecidos a los del año 2007, pero con la vivienda de segunda mano en ascenso constante.


Fuente: Elaboración propia a partir del INE (2018)

No es nada nuevo, pero si que hay que recordar que este mes de septiembre se cumplen diez años del hundimiento de Lehman Brothers, para muchos el hecho que se sitúa en el inicio de la crisis financiera que ha removido estructuras, aunque posiblemente no las suficientes, porque cabría preguntarse que se ha aprendido de aquello.

Ya que junto al precio de la vivienda el INE también ha publicado los datos sobre ejecuciones hipotecarías del segundo trimestre, los resultados indican que: “El número de inscripciones de certificaciones por ejecuciones hipotecarias iniciadas en los registros de la propiedad en el segundo trimestre de 2018 es de 14.327, lo que supone un 1,0% más que el trimestre anterior y un 3,2% más que en el mismo trimestre de 2017.” Y aunque la noticia es que siguen bajando las ejecuciones de viviendas habituales de personas físicas, lo cual es bastante positivo, ha alcanzado a 1.762, lo que significa una media de 20 ejecuciones hipotecarias diarias (incluido sábados y domingos), con lo cual aún estamos muy lejos de la satisfacción plena.

Espero equivocarme, pero las expectativas en cuanto al acceso y disponibilidad de una vivienda sobre todo para los jóvenes y otros sectores más vulnerables no son nada halagüeñas, aunque muchos seguirán estando contentos porque el precio de la vivienda siga subiendo, lo que ven es su beneficio personal más allá del bienestar común, igual en él fondo nos tendríamos que plantear que valores queremos defender.

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