Como diría el anuncio publicitario típico de estas fechas "vuelve por navidad".
No es mi intención por supuesto hablar de turrones ni nada que se le parezca, pero nuevamente tenemos ya las tómbolas benéficas, los conciertos benéficos, las recogidas de alimentos benéficas ... parece que sigue quedando muy bien aquello de siente un pobre en su mesa durante estas fiestas.
No paro de repetir y recordar al alumnado del Grado en Trabajo Social, que significa eso del Trabajo Social y cuál es su definición, así que volveré a insistir a través de estas líneas:
“El trabajo social es una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el trabajo social. Respaldado por teorías del trabajo social, las ciencias sociales, las humanidades y los conocimientos indígenas, el trabajo social involucra a las personas y las estructuras para hacer frente a desafíos de la vida y aumentar el bienestar.”
(Aprobada en 2014 de manera conjunta por la Federación Internacional de Trabajo Social (FITS),y la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (AIETS/IASSW)
Si la leemos y releemos difícilmente podremos argumentar que todo lo benéfico y asistencial puede encajar en lo que plantea y se define con estas palabras. Es por ello que no puedo compartir este tipo de actividades que son muy loables y seguro que parten desde el mayor de los deseos por atender "necesidades", pero pediría un momento de reflexión a esas personas que las proponen para que valoren si ante las situaciones de necesidad la mejor propuesta es la "limosna", dar lo que me sobra, o la mejor elección es atajar la desigualdad y en lo más básico con nuestros impuestos, no me preocupa pagar impuestos lo que quiero es que se utilicen de manera correcta y sobre todo que sirvan para disminuir esa desigualdad, no para que vuelvan en pago de privatizaciones de servicios públicos.
Hagamos una campaña en navidad que sea YO PAGO IMPUESTOS, Y ESTOY ORGULLOSO. Porque facilito a que las personas con necesidad se les pueda conceder por ejemplo el Ingreso Mínimo Vital (IMV), en estos momentos con 1.127.393 expedientes aprobados, alcanzando los 3.344.315 de personas entre ellas muchas menores. Pero también para la Sanidad, la Educación o los Servicios Sociales con el Sistema de Dependencia, y podría seguir.
Pero me dá que es mucho más llamativo recoger alimentos y repartirlos, que defender a una persona que va a ser desahuciada sin acceso a una vivienda, o reclamar recursos adecuados y suficientes para nuestros mayores y para las personas que las atienden en su inmensa mayoría mujeres, y también podría seguir.
Pues nada "vuelve por navidad".
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