domingo, 29 de mayo de 2022

Un Congreso lleno de humanidad

No han pasado ni veinticuatro horas de la clausura del XIV Congreso Estatal de Trabajo Social y II Iberoamericano, y me apetece expresar, trasladar, comunicar incluso gritar, lo que he vivido, sentido y percibido desde el pasado miércoles tarde que llegaba a Ciudad Real. Aún circulan en mi retina y en mi mente muchos momentos que no quiero olvidar, por eso mejor ahora que más adelante. Cuando pasen los días y los meses, estoy convencido que en algún momento volveré a esta entrada para recordar.

Acabo de coger el tren con destino a Málaga, he podido cruzar alguna despedida en el hotel e incluso me encuentro en la estación con algunas compañeras. Y como en esas películas donde el tren pone fin a un encuentro, a una relación, y se convierte en una despedida, este tren me aleja del congreso con saude y morriña.

Tengo en mis espaldas algunos congresos tanto de la profesión y del consejo, como de otras temáticas, pero si algo ha significado este ha sido su carga de calor humano y de reencuentro, sus ganas de abrazar y conversar. El anterior congreso se celebró en 2017 en Mérida, la previsión nos situaba en que para 2021 hubiéramos desarrollado el siguiente, pero la pandemia al igual que con otras muchas cosas también rompió ese objetivo. La incertidumbre de cuando podríamos realizarlo y de que manera, se convirtió en una variable a considerar, porque el congreso había que realizarlo y este tenía que ser presencial. Nuestra profesión no se podía permitir un congreso online, un congreso sin tocarnos, un congreso sin interactuar, un congreso sin bailar, un congreso sin compartir desde la cercanía, un congreso donde riéramos en grupo, y este se ha podido convertir en todo eso, y posiblemente mucho más. Como dice Pedro Guerra en su canción: "Contamíname, mézclate conmigo".

A diferencia de otros congreso donde la estructura está muy definida: ponencia inaugural, mesas de comunicaciones, pósteres, talleres, alguna otra ponencia marco y clausura. Este ha tenido todo eso, pero a la vez ha tenido la capacidad de incorporar otros momentos y elementos diferentes, me atrevería a decir novedosos, llenos de carga emocional, de sentimiento y de mensaje. Desde una línea transversal y común, fiel al lema del congreso: "Trabajo Social en esencia". Con Elsa Punset a Pamela Palenciano, permitió pasar del empoderamiento necesario que debemos tener en nuestra actividad diaria sin olvidar lo que somos, lo que hacemos, pero sobre todo para quien. Al mensaje claro, inmensamente claro, sobre la violencia de género, que es mucho más. 

Y junto a todo lo anterior, el que en esta ocasión se hiciera entrega de los premios estatales en sus diferentes categorías en la cena del viernes, permitió llegar a momentos inolvidables.

Del discurso del presidente de la EAPN "... os necesitamos.", al derroche de cercanía y admiración que nos ofreció Rozalén, ofreciéndonos su última canción esa noche. Para llegar al momento de entrega del premio a la trayectoria profesional a la compañera Belis. 

Pero cuando ya se pensaba que todo estaba terminado y llegábamos a la clausura con el mensaje de Emi, concreto, claro y preciso. Estalló el jubilo, las emociones a mil y bellos de punta, y los nervios contenidos durante tanto tiempo preparando estos tres días, se trasladó a lágrimas en los ojos, abrazos y besos. Poder estar allí arriba viendo las escenas tan sentidas de alegría no tiene nombre, me faltan calificativos y puedo decir que nunca había vivido un momento así. Por eso quiero dar gracias a esta profesión, lo que siempre quise ser, porque me ha permitido muchas cosas. Una vez me preguntaron que era para mí el Trabajo Social y respondí "mi vida". 

Gracias y gracias, vuelvo para Málaga recordando todo lo aquí expuesto, con ese sentimiento encontrado, de tristeza y alegría.

sábado, 21 de mayo de 2022

El individualismo ganó, o aún nos queda una nueva oportunidad

Pues si cada vez lo tengo más claro, el individualismo, el mirarte el ombligo, el yo por el yo ha ganado. Y aunque esté de moda expresiones como no dejar nadie atrás, la realidad es tozuda o por lo menos en la que me muevo, y no veo ni percibo lo contrario.

Lo cuál me preocupa doblemente, por una parte, como Trabajador Social, ya que mi “ambiente” mi “mundo” es el de la profesión, y me resulta muy complicado, incoherente y fuera de toda lógica, un trabajo social individualista, que no piensa ni aborda junto al otro sino por si y para si mismo/a. Y por otra parte respecto a la sociedad que se está construyendo, aquella de sálvese quien pueda… la ley de la selva, porque ya sabes “yes you can” y si no la culpa es tuya.

En una realidad donde lo online cada vez coge más fuerza, olvidamos el contacto, la conversación, el compartir un momento, ya que tenemos tantas cosas que hacer, que la respuesta suele ser “no tengo tiempo”. Años atrás se debatía sobre la reducción de la jornada laboral, cuestión poco escuchada últimamente, sin embargo, se tiene que comenzar a legislar por el derecho a la desconexión porque nos estamos convirtiendo en un espécimen enganchados a un aparato, pensando que nos permite y nos facilita estar en contacto con muchas personas, que ingenuo ¿en contacto?

No quisiera ser del todo pesimista, y si quiero pensar que estamos en un momento cíclico, y contradiciendo al poeta, si volverán “las oscuras golondrinas”, aunque no vuelvan las que conocían nuestros nombres, porque la primavera vuelve a nacer y aún, como humanidad, nos puede quedar una nueva oportunidad donde el Trabajo Social debiera ser ejemplar y esencial.



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