Acabo de coger el tren con destino a Málaga, he podido cruzar alguna despedida en el hotel e incluso me encuentro en la estación con algunas compañeras. Y como en esas películas donde el tren pone fin a un encuentro, a una relación, y se convierte en una despedida, este tren me aleja del congreso con saude y morriña.
Tengo en mis espaldas algunos congresos tanto de la profesión y del consejo, como de otras temáticas, pero si algo ha significado este ha sido su carga de calor humano y de reencuentro, sus ganas de abrazar y conversar. El anterior congreso se celebró en 2017 en Mérida, la previsión nos situaba en que para 2021 hubiéramos desarrollado el siguiente, pero la pandemia al igual que con otras muchas cosas también rompió ese objetivo. La incertidumbre de cuando podríamos realizarlo y de que manera, se convirtió en una variable a considerar, porque el congreso había que realizarlo y este tenía que ser presencial. Nuestra profesión no se podía permitir un congreso online, un congreso sin tocarnos, un congreso sin interactuar, un congreso sin bailar, un congreso sin compartir desde la cercanía, un congreso donde riéramos en grupo, y este se ha podido convertir en todo eso, y posiblemente mucho más. Como dice Pedro Guerra en su canción: "Contamíname, mézclate conmigo".
A diferencia de otros congreso donde la estructura está muy definida: ponencia inaugural, mesas de comunicaciones, pósteres, talleres, alguna otra ponencia marco y clausura. Este ha tenido todo eso, pero a la vez ha tenido la capacidad de incorporar otros momentos y elementos diferentes, me atrevería a decir novedosos, llenos de carga emocional, de sentimiento y de mensaje. Desde una línea transversal y común, fiel al lema del congreso: "Trabajo Social en esencia". Con Elsa Punset a Pamela Palenciano, permitió pasar del empoderamiento necesario que debemos tener en nuestra actividad diaria sin olvidar lo que somos, lo que hacemos, pero sobre todo para quien. Al mensaje claro, inmensamente claro, sobre la violencia de género, que es mucho más.
Y junto a todo lo anterior, el que en esta ocasión se hiciera entrega de los premios estatales en sus diferentes categorías en la cena del viernes, permitió llegar a momentos inolvidables.
Del discurso del presidente de la EAPN "... os necesitamos.", al derroche de cercanía y admiración que nos ofreció Rozalén, ofreciéndonos su última canción esa noche. Para llegar al momento de entrega del premio a la trayectoria profesional a la compañera Belis.Pero cuando ya se pensaba que todo estaba terminado y llegábamos a la clausura con el mensaje de Emi, concreto, claro y preciso. Estalló el jubilo, las emociones a mil y bellos de punta, y los nervios contenidos durante tanto tiempo preparando estos tres días, se trasladó a lágrimas en los ojos, abrazos y besos. Poder estar allí arriba viendo las escenas tan sentidas de alegría no tiene nombre, me faltan calificativos y puedo decir que nunca había vivido un momento así. Por eso quiero dar gracias a esta profesión, lo que siempre quise ser, porque me ha permitido muchas cosas. Una vez me preguntaron que era para mí el Trabajo Social y respondí "mi vida".
Gracias y gracias, vuelvo para Málaga recordando todo lo aquí expuesto, con ese sentimiento encontrado, de tristeza y alegría.
Qué bonito y cuánta verdad. Solo aclarar que "contaminame" es de Pedro Guerra, no de sabina.
ResponderEliminarBravo por traspasar de la mano del conocimiento de trabajo social a nuestros corazones.
Gracias por tus palabras y modifico la cita...
EliminarGracias por expresar con tanto acierto lo que ha sido y significado este Congreso. Creo que necesitaremos tiempo para gestionar todas las emociones que han aflorado estos días.
ResponderEliminar¡Que texto más emocionante! Gracias
ResponderEliminarGracias
EliminarGracias
EliminarMuchísimas gracias al Consejo, a mi Colegio, a todas las personas que han acudido a la cita, a voluntarias y voluntarios, a los trabajadores, gracias!!!!
ResponderEliminarGracias
EliminarGracias
EliminarQué bonito lo transmites, Rafa.
ResponderEliminarPor primera vez, desde que terminé la carrera, no he podido asistir al Congreso Estatal por encontrarme de baja maternal. La nostalgia es contagiosa, hace que las personas que no hemos podido estar también la sintamos.
Espero con ilusión el próximo, incluso me encantaría llevar a mi hijo, y me gustaría vivirlo con tanta intensidad y alegría.
Gracias Inma
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