sábado, 21 de mayo de 2022

El individualismo ganó, o aún nos queda una nueva oportunidad

Pues si cada vez lo tengo más claro, el individualismo, el mirarte el ombligo, el yo por el yo ha ganado. Y aunque esté de moda expresiones como no dejar nadie atrás, la realidad es tozuda o por lo menos en la que me muevo, y no veo ni percibo lo contrario.

Lo cuál me preocupa doblemente, por una parte, como Trabajador Social, ya que mi “ambiente” mi “mundo” es el de la profesión, y me resulta muy complicado, incoherente y fuera de toda lógica, un trabajo social individualista, que no piensa ni aborda junto al otro sino por si y para si mismo/a. Y por otra parte respecto a la sociedad que se está construyendo, aquella de sálvese quien pueda… la ley de la selva, porque ya sabes “yes you can” y si no la culpa es tuya.

En una realidad donde lo online cada vez coge más fuerza, olvidamos el contacto, la conversación, el compartir un momento, ya que tenemos tantas cosas que hacer, que la respuesta suele ser “no tengo tiempo”. Años atrás se debatía sobre la reducción de la jornada laboral, cuestión poco escuchada últimamente, sin embargo, se tiene que comenzar a legislar por el derecho a la desconexión porque nos estamos convirtiendo en un espécimen enganchados a un aparato, pensando que nos permite y nos facilita estar en contacto con muchas personas, que ingenuo ¿en contacto?

No quisiera ser del todo pesimista, y si quiero pensar que estamos en un momento cíclico, y contradiciendo al poeta, si volverán “las oscuras golondrinas”, aunque no vuelvan las que conocían nuestros nombres, porque la primavera vuelve a nacer y aún, como humanidad, nos puede quedar una nueva oportunidad donde el Trabajo Social debiera ser ejemplar y esencial.



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