Desde los años 90 estoy en esto de lo social, dicho de manera muy bruta y como ya estamos en verano con permisividad estival. Comencé en el asociacionismo juvenil, me acuerdo cuando pedimos la primera subvención y nos concedieron 80.000 pesetas (lo que hoy serían 480,81 euros), para actividades de ocio: cine de verano, elaboración de un periódico y poco más, si la memoria no me falla. Eran los tiempos de las llamadas "Colonias de verano", díganse los campamentos. Obviamente se ha avanzado en mejores instalaciones, más recursos a todos los niveles, pero la esencia y el objetivo central se mantiene. Aunque no es de campamentos de verano de lo que quiero hablar. Sino que al igual que esta actividad, treinta años después, las situaciones de necesidad, desigualdad, injusticia, se mantienen en su mayoría y hoy en muchos casos se atienden a los nietos e hijos de las primeras personas con las que iniciamos un trabajo.
Hemos pasado de hacer una jornada de trabajo para abordar una temática, a organizar un world café, hemos pasado del empoderamiento al empowerment, hemos pasado de reuniones de grupo y equipo a dinámicas de ice-breakers, hemos pasado del dinamizador al mánager, hemos pasado de justificar a evidenciar, hemos pasado de la jornada de formación a la píldora formativa ... y podría seguir con algunos ejemplos más. Pero mientras generamos nueva terminología o "copiamos" términos de otras latitudes las problemáticas y las necesidades sociales se mantienen, y al igual que la energía, no desaparecen en todo caso van mutando, se mantienen e incrementan. Avanzamos en procesos, en calidad, en difusión e imagen, en mejoras tecnológicas (aún con todas las deficiencias existentes), pero ese bosque no nos deja ver los árboles.
No sé si ahora se puede entender algo más aquello de "en lo social todo está inventado". Mientras nos dedicamos a rodear las situaciones problemas sin entrar en la raíz que las produce, y al igual que una cebolla vayamos cubriendo de capas las realidades que están detrás y las necesidades que se ocultan, me da que el cambio y la transformación, a la que se refiere nuestra definición de Trabajo Social, están aún muy lejos de alcanzar.
Lo denominado como "nuevo", que defino en el título de esta entrada como "modernidad", no puede ser la disculpa ni la justificación, para una correlación que podemos encontrar como positiva, donde:
cuánta + imagen de modernidad = + encubrimiento de la realidad y - capacidad de resolver las situaciones problemas de la ciudadanía.
(También lo tienes disponible en formato podcast a través del siguiente enlace https://go.ivoox.com/rf/89305382)
Cierto compañero, tb tengo la sensación de que mareamos la perdiz. O dicho de otra forma, atendemos distintas sintomatologías, es decir, las consecuencias, sin apenas entrar en las razones que la provocan. De esta manera, la cronicidad parece que nos acompañará
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