Hoy 21 de marzo y bajo el lema “Promoviendo comunidades y entornos
sostenibles”, se celebra el Día Mundial del Trabajo Social. En esta ocasión el lema elegido por la
federación internacional es todo un reto hacia el ámbito comunitario y la
sostenibilidad social, de máxima importancia para el Trabajo Social, que debe
estar allí donde están las personas, para que junto a ellas se aborden los
valores de la profesión como son la igualdad, la solidaridad y la justicia
social.
Como indica el Art. 4 del Código de
Ética de la FITS, “Los trabajadores sociales tienen un compromiso con los principios de
la justicia social”, y la justicia social no es sino facilitar la
creación de mecanismos de protección y eliminación de las desigualdades de los
colectivos más débiles. Y nadie puede poner en duda que las personas que hoy
deciden iniciar un camino hacia la inmigración hacia la acogida dejando su
país, su entorno y todo lo que le rodea, es un colectivo que necesita y
requiere de una protección y no de todo lo contrario: el rechazo, la expulsión,
la violencia o el racismo. En palabras de Sami Nair, el cierre de fronteras
“que se ha dado en los últimos treinta años, hace cada vez más difícil la
implantación de cualquier política migratoria racional e inteligente”.
(Cuadernos del Rebalaje núm. 37).
Por eso en este día, pero también en los
364 restantes, el trabajo social no puede quedar ajeno y al margen ante
situaciones como las que viven cientos de menores en las calles de Melilla o de
Ceuta, sin protección y viviendo como los que en los años 90 se llamaran los
niños de la calle de Brasil, o los que Eduardo Galeano denomina “los nadie”:
Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de
nada.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos
humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino
en la crónica roja de la prensa local.
Pero
posiblemente nos estamos acostumbrando a ver en los telediarios como mueren en
este mar Mediterráneo, sin que realmente se den soluciones, y le dediquemos un
minuto o cinco tras la noticia, pero poco más. Son muchos los mensajes que nos
intentan vender de miedo hacia los que vienen: terrorismo, pobreza, miseria,
gasto... Cuando los problemas no nos vienen de fuera, sino que lo tenemos
dentro, a nuestro lado y en nuestro día a día, y para ello es necesario “Promover comunidades y entornos
sostenibles”.