Si hay una noticia o un tema de conversación estos días, más allá de Cataluña, son las vacaciones. ¿Dónde has ido? ¿Qué has hecho? La vuelta al cole, la vuelta a la rutina, la vuelta ... frases tan manías y tan utilizadas que pueden llegar aburrir.
Además desde los medios de comunicación nos bombardean una y otra vez con el número de turistas, los magníficos datos de estancias acumuladas, etc., diferentes mensajes con los que podemos llegar a concluir (no quiero decir que nos estén incitando ni que de manera subliminal nos quieran dirigir), pero pudiera parecer que si no viajas, si no vas de vacaciones no eres nada no eres nadie.
De ahí que me he puesto a pensar como se deben de sentir todas las personas que no pueden hacerlo, y el número no es baladí. Si se mira la última Encuesta de Condiciones de Vida que publicó el INE el pasado mes de abril (Ver aquí) nos dice que el 39,5% de los hogares españoles no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa ni una semana al año. Si extrapolamos este porcentaje a número de hogares nos situamos en más de 7,2 millones y si a su vez lo concretamos en individuos de carne y hueso, el resultado se eleva a los 18.195.675 personas CASI NA....
Pues parece que dieciocho millones de personas, son pocas, y no se merecen ni una mención en las noticias, en los telediarios o en las reflexiones de los tertulianos-pensadores. Pero ahí están, viendo y recibiendo de manera casi constante el que hay que ir de vacaciones, ya que es lo que toca, ¿y si no puedes?
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