
No es mi intención insultar a nadie con éste símil, y si
alguien se siente ofendido o identificado vaya por delante mis disculpas.
Tras años de recortes económicos sin precedente, sobre todo
en sectores vulnerables y estratégicos de un país como la Educación, la Sanidad
o los Servicios Sociales. De aprobación de normas que han venido a disminuir o
simplemente a quitar derechos sociales conquistados, por ejemplo no olvidemos
que ya no tenemos derecho a la sanidad en su sentido más amplio. De una reforma
laboral que ha supuesto la posibilidad de facilitar el despido, y seguir
haciendo aún más precaria las relaciones laborales.
Todo ello bajo el lobo de la crisis, y lo mal que lo
habíamos estado haciendo los ciudadanos porque siendo unos desalmados nos
habíamos puesto a despilfarrar y a vivir por encima de nuestras posibilidades.
Ahora venimos escuchando desde hace algunos meses, que la
crisis ya es casi historia, y que esto mejora día a día. Aunque las cifras de
indicadores sociales, ellas tan tercas no lo confirmen, sólo la macroeconomía. Mejoramos
el PIB, pero se incrementa el índice GINI que mide la desigualdad entre los que
más tienen y los que menos. Mejoramos el PIB pero el umbral de pobreza cada vez
se establece con menos ingresos. Mejoramos el PIB pero una noticia estrella sigue
siendo el abrir comedores para que nuestros menores puedan comer porque en sus
casas no lo pueden hacer, ante la falta de recursos de sus padres. Mejoramos el
PIB, pero cada vez se contrata por menos horas y por menos salarios, lo cual
viene muy bien a los grandes números porque se incrementa el número de
contratos.
Ante esta realidad ahora nos ponen una zanahoria, que jamás
alcanzaremos, en formato de noticias de que todo mejora, pero ¿para quién?, en
formato de puesta en marcha de algunas decisiones políticas que ya podrían
haber venido antes, aunque ¿por cuánto tiempo?, no será como se suele decir pan para hoy y
hambre para mañana, ….
Todo ello pensado, desde mi modesto punto de vista, en clave
electoral, donde hace falta que la ciudadanía perciba lo bien que van las cosas
y lo comprometido/a que se está con las políticas sociales, de ¿verdad?
Una zanahoria siempre es una zanahoria, y si hay que
intentar cogerla se intenta, porque mientras nos anima a andar, a movernos, a
pensar que la disfrutaremos, la frustración será cuando pasen los meses, cuando
pasen los próximos procesos electores y descubramos que no hemos alcanzado la
zanahoria. Espero equivocarme y que seamos capaces de dar un salto, y no sólo
coger la zanahoria sino también el palo.
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