Un juego de palabras que va más allá de las palabras.
Vivimos momentos donde todo parece que rueda sobre un mismo
eje, el eje de la economía. Todo se mide desde un punto de vista económico, y son
comunes términos como: techo de gasto, costes, disponibilidad presupuestaria, IPC,
PIB … de ahí que me pregunte a ¿cuánto estará el kilogramo de solidaridad? o
¿cuánto vale medio kilo de dignidad? Valores estos y muchos otros que también
los vendemos y los canjeamos en muchas de las ocasiones por una entrada a una
cena solidaria o a un acto benéfico, además cuánto más cara y con personas de
más conocido renombre, como que más “solidario” somos.
Noticias como la llegada de las personas inmigrantes en el
barco Aquarius se plantean, y no digo que no tenga que ser en parte así, como
un acto de humanidad, de solidaridad, pero no se puede olvidar y debiera ser lo
que más se recalque que es un acto de justicia social, que es un acto de
derechos humanos.
El individualismo ha ganado en gran parte la partida de los
valores, y compartiremos en alguna red social alguna noticia solidaria o le
daremos un click “me gusta”, pero si tenemos que movilizarnos en común con
otras personas para reclamar esos valores que decimos defender, diremos que no
tenemos tiempo, que total eso no va a servir para nada.
Tiempos difíciles se nos aproximan, en muchas cuestiones ya
los tenemos encima, no dejemos que nadie nos ponga valor, el valor lo ponemos
nosotras.
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