Pero los números son mucho más contundente y vienen a mostrar que más allá del aspecto noticiable del desahucio, que ya de por si debiera de serlo, diariamente en nuestra provincia el número de lanzamientos realizados positivamente no ha hecho sino crecer, cerrando el año 2014 con una media de 9 desahucios diarios. Y situándose Málaga a la cabeza del resto de provincias andaluzas con 2.648 lanzamientos positivos (desahucios), el 32,12% del total de los producidos en Andalucía, que alcanzó la cifra de 8.242, la mayor desde el 2008. Sería un buen momento para preguntarse, ¿por qué no llega la recuperación aquí?
Tras siete años desde que se inició el pinchazo de la burbuja, la situación no ha mejorado, como se puede comprobar por los datos, sino que por el contrario el pasado 2014 se realizaron más lanzamientos positivos (desahucios) que durante el 2013 y casi como en el 2012. Alguien no nos está contando toda la verdad.
Se puede decir que paro y desahucio van de la mano, a mayor número de paro mayor número de desahucios por tanto a menor número de paro menor número de desahucios. Pero esta correlación en estos momentos no se cumple, ya que hay que incorporar un tercer elemento, los ingresos que se producen por las contrataciones realizadas, y éstos no es que rocen la precariedad sino que en muchos de los casos se pueden denominar de tercermundista, con costes por hora de trabajo inferiores a los 5 euros y con rentas media por personas inferiores a las que se tenían en el año 2007.
De ahí que sólo con la variable del empleo, para hablar de recuperación económica es faltar a la verdad, e intentar engañar al conjunto de los ciudadanos. Tal y como se pueda comprobar por la Encuesta de Condiciones de Vida, donde se incrementan los hogares que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos y los que han tenido algún retraso en gastos relacionados con la vivienda, entre ellos el de la hipoteca o el alquiler.
Se puede decir que paro y desahucio van de la mano, a mayor número de paro mayor número de desahucios por tanto a menor número de paro menor número de desahucios. Pero esta correlación en estos momentos no se cumple, ya que hay que incorporar un tercer elemento, los ingresos que se producen por las contrataciones realizadas, y éstos no es que rocen la precariedad sino que en muchos de los casos se pueden denominar de tercermundista, con costes por hora de trabajo inferiores a los 5 euros y con rentas media por personas inferiores a las que se tenían en el año 2007.
De ahí que sólo con la variable del empleo, para hablar de recuperación económica es faltar a la verdad, e intentar engañar al conjunto de los ciudadanos. Tal y como se pueda comprobar por la Encuesta de Condiciones de Vida, donde se incrementan los hogares que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos y los que han tenido algún retraso en gastos relacionados con la vivienda, entre ellos el de la hipoteca o el alquiler.
No es momento para hacer trampas al solitario, sino para hablar con la mayor transparencia, rigurosidad y sinceridad, con medidas reales que efectivamente vengan a solucionar el drama de dejar a una familia en la calle.
(Publicado en Revista El Observador)