Perteneciente al Estado de Ceara en Brasil y dentro de la
provincia de Fortaleza, se encuentra lo que en términos españoles podríamos
llamar el pueblo de Piranji. Del que parte lo que llaman “travesía”, donde a lo
largo de más de 30 kilómetros nos encontramos con pequeños grupos de casas,
casas en solitario, otras abandonadas, e incluso una fábrica de quesos. Que hay
que recorrer por un camino sin asfaltar y muy árido, con el polvo que se
incrusta hasta donde no nos podemos ni imaginar. En donde la crudeza de un
clima desértico, un inmenso calor durante el día y cierto fresco durante la
noche, hace que las personas que moran en este lugar lejos de los beneficios de
la gran ciudad, sean para mí realmente unos héroes.
Durante cuatro días he tenido la posibilidad de convivir con
ellos, aunque obviamente dentro de los límites del tiempo, de que era un
“invitado”, y de que no estoy preparado ni para soportar estas temperaturas ni
para defenderme de manera adecuada en esta realidad.
Por aquello de la deformación profesional siempre que llego
a un sitio intento observar e informarme de las condiciones sociales, como está cubierta la educación, la salud y
como no la atención social, nuestros “servicios sociales”. He podido comprobar
cómo se valora positivamente por éstas personas el que a través del programa
por el que médicos cubanos están cubriendo estas zonas del interior, ahora
pueden tener atención sanitaria, con todas las deficiencias que se plantean
pero por lo menos disponen de un médico que les atiende y les puede facilitar
un diagnóstico, tratarles con algún medicamento, en definitiva sentirse
atendidos cuando tienen un problema de salud.
Para acudir a la escuela los menores tienen que recorrer a
veces grandes distancias, pero no tienen que hacerlo andando sino que disponen
de un autobus, por aquí se llama topiqui si son pequeños, que les va recogiendo, y como no a
cualquier otra persona que pasa por el camino, la falta de medios de
transportes es impresionante y ante estas temperaturas un coche aunque sea el
de la escuela, tiene más funciones que la de sólo recoger a los menores, en
definitiva consiste en optimizar los recursos.
En cuanto a la atención social el gobierno ha establecido lo
que aquí denominamos un salario social, con sus luces y sus sombras. Para
algunos son los únicos recursos que reciben durante el mes, junto a lo que
llaman la bolsa de escuela siempre que se comprometan a llevar a los menores al
colegio. Para otros esto ha venido a que muchas personas dejen de trabajar en
la tierra y con los animales, lo que traerá consecuencias en un futuro.
Han sido muchos los momentos que podría destacar, pero si me
sorprendió la naturalidad con que chicos ya mayores, por encima de los 14 o 15
años, donde su único divertimento es jugar al fútbol, se ponían
a jugar con un grupo de chicas de la misma edad, las cuáles vivían de manera
intensa el juego. Intentaba comparar con los chicos españoles (europeos), de lo
que conozco, y se me hace difícil. Por aquí están cambiando las cosas …
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