Esta mañana escuchaba en la radio a un político justificando
con total naturalidad el que compañeros suyos, otros políticos, que siendo
parlamentarios, senadores, concejales, diputados provinciales, etc., cobrando salarios
de dos cifras, y que a la vez ocupan cargos en las estructuras de sus partidos,
por esta segunda ocupación deben de tener una buena remuneración, mejor dicho muy buena remuneración
(algunos miles de euros al mes), ya que los “pobres” están muchas horas fuera
de su casa, viviendo en buenos hoteles, comiendo en restaurantes de cuchara y
tenedor y en larguísimas reuniones.
Por supuesto nada que comparar con el resto de los mortales
que se levantan a las seis o a la siete de la mañana para ir a un puesto de
trabajo o a buscarlo, que no saben donde y que podrán comer al medio día, que volverán
a su casas cansados o en la actualidad muchísimos desanimados y apáticos ante
la imposibilidad de encontrar un puesto de trabajo.
La verdad que a uno le hierve la sangre cuando escucha estas
cosas, ya que por poner un ejemplo las familias en Andalucía que no tienen
ningún tipo de recurso y solicitan el salario social para este año 2013,
cobraran 400,09 euros si es una familia unipersonal, 451,71 euros si es una
unidad familiar de 2 miembros, 503,33 si es de 3 miembros, etc., en concreto
51,31 euros más por cada miembro que se incremente. Si además tienen la suerte
de que la solicitud se resuelva favorablemente en poco tiempo (dícese mesesss)
Cuando se plantean estas inmensas diferencias e injusticias
entre lo que unos ciudadanos perciben por su trabajo y lo que hacen otros y que
perciben, y además se llega a plantear con total naturalidad es que tenemos un
grave problema ético. Un problema que no se resuelve con palabras huecas y
grandilocuentes de pactos, consenso, etc., sino que la respuesta tiene que
venir por hechos reales y concretos por decisiones contundentes que realmente
modifiquen las actuales condiciones a la hora de repartir “la tarta”, en donde
los que más contribuimos a que la tarta exista y se haga, somos los que luego
nos toca menor porción, y los últimos en percibir nuestra parte. Mientras que
los que menos hacen porque la tarta salga y se mantenga, al final no sólo se
llevan los primeros trozos sino los más grandes y suculentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario