sábado, 8 de septiembre de 2018

Y SUBE, Y SUBE, Y SUBE ...


Como si de una canción se tratara, o de un conocido anuncio de pilas, nuevamente el precio de la vivienda sigue su ascenso según los últimos datos publicados por el INE, y parece que no hay quien los pare o no existe interés para que esto ocurra.

Como ya es conocido mi interés por los gráficos, ya que los considero muy pedagógicos de cara a su función visual desde donde transmitir una realidad. En este que acompaño a esta entrada se puede apreciar como la tendencia de crecimiento se inició en el segundo trimestre del año 2012 y ahí sigue. Con la vivienda nueva como la que generó un incremento mayor que llegó a su cenit en el 2016 con porcentajes de ascenso parecidos a los del año 2007, pero con la vivienda de segunda mano en ascenso constante.


Fuente: Elaboración propia a partir del INE (2018)

No es nada nuevo, pero si que hay que recordar que este mes de septiembre se cumplen diez años del hundimiento de Lehman Brothers, para muchos el hecho que se sitúa en el inicio de la crisis financiera que ha removido estructuras, aunque posiblemente no las suficientes, porque cabría preguntarse que se ha aprendido de aquello.

Ya que junto al precio de la vivienda el INE también ha publicado los datos sobre ejecuciones hipotecarías del segundo trimestre, los resultados indican que: “El número de inscripciones de certificaciones por ejecuciones hipotecarias iniciadas en los registros de la propiedad en el segundo trimestre de 2018 es de 14.327, lo que supone un 1,0% más que el trimestre anterior y un 3,2% más que en el mismo trimestre de 2017.” Y aunque la noticia es que siguen bajando las ejecuciones de viviendas habituales de personas físicas, lo cual es bastante positivo, ha alcanzado a 1.762, lo que significa una media de 20 ejecuciones hipotecarias diarias (incluido sábados y domingos), con lo cual aún estamos muy lejos de la satisfacción plena.

Espero equivocarme, pero las expectativas en cuanto al acceso y disponibilidad de una vivienda sobre todo para los jóvenes y otros sectores más vulnerables no son nada halagüeñas, aunque muchos seguirán estando contentos porque el precio de la vivienda siga subiendo, lo que ven es su beneficio personal más allá del bienestar común, igual en él fondo nos tendríamos que plantear que valores queremos defender.

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