martes, 5 de diciembre de 2017

La palabra DERECHO, la gran olvidada

Este pasado fin de semana se realizaba, un año más, la gran recogida de alimentos. Una actividad “solidaria” donde se aporta lo que puedes, o lo que te sientes obligado por el momento en el que se realiza ante la presión de grupo que se produce.

En un par de ocasiones al acudir a dos distintos supermercados me encontré con las personas que se encargaban de esa recogida, al ofrecerme la bolsa antes de entrar les dije que no, dándole las gracias. En el fondo deseaba que me preguntarán ¿Por qué no le cogía la bolsa? Es obvio que no era su cometido cuestionar ni a las personas que se la cogían ni a las que como yo no lo hicieron. Incluso tuve la tentación en unas de las ocasiones en darles una explicación, me sentía casi obligado a realizarlo, y la palabra que más me venía a la mente para justificar mi negativa era la de DERECHO.

Junto a esta gran recogida y aunque durante todo el año se vienen produciendo, pero en estas fechas mucho más, se acercan las cenas solidarias, las recogidas de juguetes, las tómbolas y los rastrillos y todo lo que venga a trasladar que, aunque sea sólo por un día, somos muy buenos porque nos acordamos de personas que pasan hambre, de niños que no tienen juguetes, y me viene a la mente la misma palabra DERECHO.

Como se suele decir con toda la razón las palabras son muy importantes porque construyen mensajes, y estos a su vez generan opinión, desde aquí lanzo una propuesta de observación si hay una palabra inexistente en todos los actos solidarios ya mencionados que no existe y posiblemente ni se la espera, es la de DERECHO. El derecho que todas las personas simplemente por serlo tienen a tener cubierta sus necesidades básicas, el concepto de DERECHO es el gran olvidado no se si de manera intencionada o simplemente porque ni se piensa ni se cree en el.

Y esa era mi respuesta que tenía preparada para la persona del supermercado, más allá de recoger alimentos hay que defender derechos, y estos no se defienden ni se reivindican desde la caridad y la limosna, un modelo asistencialista que viene a fomentar este tipo de acciones. Yo quiero que con mis impuestos se cubran las necesidades que tenemos todas las personas, y no que una posible necesidad mía pueda o tenga que ser cubierta esperando a la “solidaridad” de unos pocos.

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