Hablar del primero de mayo es hablar del Día Internacional
del Trabajo, que en esta ocasión bajo el lema “Contra la pobreza salarial y
social. Trabajo y Derechos”, viene a poner sobre la mesa una realidad cada vez
más visible, personas que aún con un trabajo se encuentran en lo que
denominamos umbral de pobreza. Algo impensable hace años, que va a suponer una
modificación en cuanto a los criterios y variables a tener en cuenta para
definir factores de vulnerabilidad y/o exclusión, ya que el tener un empleo no está
siendo un elemento suficiente de protección.
Las y los Trabajadores Sociales lo sabemos bien, porque diariamente
nos hacemos eco de miles de problemáticas personales, grupales y familiares,
donde la pobreza, el empleo y los salarios muestran su cara más dura. Pero la
misma profesión lo viene sufriendo año tras año.
Hace unas semanas publicaba que las plantillas de Trabajo Social
en Andalucía se habían visto menguadas desde el año 2009 hasta el 2014 (último
dato conocido), en un 29%, donde las provincias de Granada y Almería aún
superan esta cifra con un 36,10% y un 32,82% respectivamente. Lo que ha venido a generar un incremento a su
vez de la ratio de personas atender del 46%. Información que pude trasladar a
la propia Consejera y a la Presidenta de la Junta de Andalucía, en la reunión
que desde el Consejo Andaluz de Colegios Profesionales de Trabajo Social
mantuvimos el pasado lunes 25.
Fuente: Memorias Plan
Concertado años 2008 a 2014 Junta de Andalucía
Pero no sólo la disminución de profesionales es una
problemática abordar con urgencia, sino también la precariedad e incertidumbre
laboral en que la inmensa mayoría de ellos se encuentran.
En 1988 cuando el Sistema de Servicios Sociales inicia sus
pasos, el cien por cien de los profesionales formaban parte de las plantillas y
de la estructura, pero esta situación sólo iba a durar dos años, ya que a
partir del año 1990 se generaba la posibilidad de establecer otro tipo de
relación laboral, como bien se recoge en las memorias del Ministerio, con
personal no perteneciente a estructura sino que contratado específicamente para
programas y en muchos de los casos dependiente de empresas de servicios. Modelo en el que Andalucía se
ha destacado, ya que mientras la profesión de Trabajo Social a nivel estatal se
encuentra en un 77% perteneciente a la estructura y en un 23% a programas, en
Andalucía el personal en plantilla sólo llega al 16% y el correspondiente a
programas al 84%. Que como resultado viene generando años y años de
incertidumbre de los cientos de miles de profesionales que no saben si al año
siguiente continuaran en su puesto de trabajo, ya que todo dependerá de si se
renueva o no el programa, si se convoca o no la subvención.
Esta
radiografía nos hace tener un sistema como solemos decir cogido con alfileres,
y la actual crisis está dejando buena cuenta de ello, ya que a duras pena lo
estamos manteniendo. Es momento de que se pase de las palabras a los hechos, y desde
la conciencia de que son muchas las necesidades y escasos los recursos, se
establezcan prioridades y modelos de gestión donde el próximo 1 de mayo no se
tenga que exigir “Contra la pobreza salarial y social. Trabajo y
Derechos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario